Proyectos de economía circular
en el sector agrario y agroalimentario de Valladolid

Proyecto 2021-2022

Buenas prácticas para reducir los gases de efecto invernadero

Aumentar la fijación de CO₂

Este proyecto, financiado por el Ayuntamiento de Valladolid y gestionado por la Escuela Universitaria de Ingeniería Agrícola INEA, tiene como propósito aumentar la fijación de CO₂ mediante prácticas agrícolas alineadas con la Economía Circular, buscando así contribuir a la lucha contra el cambio climático y promover un desarrollo sostenible.

A través de ensayos de compostaje de restos de poda y cenizas de biomasa urbana para su uso en huertos y finca INEA, y del estudio, aplicación y difusión de buenas prácticas agrícolas para la fijación de gases de efecto invernadero en los huertos urbanos, el proyecto busca beneficiar tanto al medio ambiente como a la sociedad.

En cuanto a los beneficios ambientales, se espera reducir las emisiones de CO₂, mejorar la microbiología del suelo, reutilizar los residuos y aplicar buenas prácticas en los 430 huertos de INEA. Asimismo, la sociedad se verá beneficiada a través de la difusión, formación, asesoramiento y entrega del compost elaborado a los hortelanos. Este compost, además de ser una alternativa sostenible a los fertilizantes químicos, puede mejorar la calidad de los cultivos y el rendimiento de los huertos.

¿Cómo lo hacemos?

Para lograr estos objetivos, se llevarán a cabo ensayos de compostaje en los que se realizará una adición de microorganismos eficientes que se espera permitan una mejora de la calidad del producto, un menor tiempo de compostaje y la disminución en la emisión de olores. Además, se aplicarán prácticas que mejorarán el secuestro de CO₂ en los huertos de INEA, como el uso de restos de poda como mulching, el uso de cubiertas vegetales vivas, el uso de abonos vegetales, el incremento de cultivos con mayor fijación de CO₂, la prevención del estrés ambiental, alternativas y rotaciones, y la mejora de la eficiencia energética e hídrica.

Estas líneas de acción se acompañan de difusión, formación y asesoramiento técnico, lo que permitirá que los hortelanos aprendan a implementar estas prácticas en sus huertos y puedan replicar el proyecto en sus comunidades. De esta manera, el proyecto busca no solo contribuir a la lucha contra el cambio climático y promover un desarrollo sostenible, sino también fomentar una cultura de cuidado del medio ambiente y mejorar la calidad de vida de la sociedad.